8.5.11

CARTAS A UN JOVEN NOVELISTA de Vargas Llosa





Hacía tiempo que me habían recomendado este libro y por fin ha llegado a mis manos. Nos cuenta en forma epistolar, una serie de reflexiones dirigidas a un hipotético aspirante a escritor. Trata los principales temas que hay que conocer para iniciarse en el duro arte de la escritura. Vale la pena leerlo porque resulta un hábil resumen de todo aquello que nos taladra la cabeza a los que podríamos decir, eternos aspirantes a la escritura. Está claro que a escribir se aprende leyendo y escribiendo. No por leer más consejos e instrucciones de la cocina de muchos escritores se llega a hacer la novela soñada. De todas formas, a mi me gusta descubrir esas arquitecturas, esa mágia de las cajas chinas y muñecas rusas , de las que habla Vargas Llosa. Os dejo unos fragmentos para que disfrutéis con estas filosofías de la escritura que tanto cautivan:




De la carta que habla sobre el dato escondido:"(...)Si un novelista, a la hora de contar una historia, no se impone ciertos límites (es decir, si no se resigna a esconder ciertos datos), la historia que cuenta no tendría ni principio ni fin, de alguna manera llegaría a conectarse con todas las historias, ser aquella quimérica totalidad, el infinito universo imaginario donde coexisten visceralmente emparentadas todas las ficciones."




En la carta "a manera de posdata" :" (...) La crítica, por si sola, aun en los casos en que es más rigurosa y acertada, no consigue agotar el fenómeno de la creación, explicarlo en su totalidad. Siempre habrá en una ficción o en un poema logrados un elemento o dimensión que el análisis crítico racional no logra apresar. Porque la crítica es un ejercicio de la razón y de la inteligencia, y en la creación literaria, además de estos factores, intervienen, y a veces de manera determinante, la intuición, la sensibilidad, la adivinación, incluso el azar, que escapan siempre a las redes de la más fina malla de la investigación crítica. Por eso nadie puede enseñar a otro a crear; a lo más, a escribir y leer. El resto se lo enseña uno mismo tropezando, cayéndose y levantándose, sin cesar."