28.4.08

El creador de historias

El pasado 22 de abril, Margarita Espuña presentó la obra ganadora del IV Concurso de Narrativa para mujeres Delta. La presentación tuvo lugar en la Capilla del Castillo de Castelldefels. Llevo varios años siguiendo la pista a este concurso, al menos seis o siete. Lo descubrí en una revista, recorté la noticia y me obsesioné en participar y lo hice, aunque por aquellos entonces escribía aún peor que ahora. Fue para mí un acicate para animarme a llevar a cabo mi sueño. El sueño de dedicarme a escribir de una manera seria. La verdad es que cuánto más sabes, más te cuesta escribir porque tienes en cuenta muchos más elementos y te das cuenta principalmente que describir una anécdota o relatar la realidad no es lo mismo que la ficción, no es lo que llamamos literatura.
Cada año que asisto a la presentación de alguno de los libros, me planteo si sigue siendo adecuada la discriminación positiva hacia las mujeres y todavía creo que sigue siendo necesario. Si para un hombre es difícil dedicarse a escribir para una mujer, lastimosamente sigue siendo el doble de difícil.
El libro de Margarita Espuña (escritora también de otros libros publicados como: “Lágrimas rojas, Tania , compañera del Che”, “Las orillas del Sena”, “La mujeres tienen mucho cuento” “Morir por amor a la vida” y “Tres tazas de café”) , “El creador de historias” es una historia tierna e intimista. Reivindica el poder terapéutico de la escritura, el papel de herramienta humana para encontrar nuestros más íntimos secretos, aquellos que no sabemos descubrir a simple vista. Pero ese papel tan solo es una de las vertientes de la escritura ya que ésta se pone también al servicio de los demás. La escritura es capaz de crear mundos que cada persona asimila como suyos. Cada lector se identifica con una parte de la historia y el narrador se convierte en un verdadero escritor.
El libro narra el pequeño milagro cotidiano visto a través de un torturado y solitario quiosquero que no acepta su realidad y escribe como terapia su trauma juvenil que permanece secreto hasta el final de la novela, para culminar en un final esperanzado y abierto.
Disfrutamos de la tarde mi amigo Dedalus y Carmen Lafay (finalista del premio con su novela “Nosotras y ellos, seducir en Barcelona”) hablando de nuestros proyectos y de lo importante que es “pasarlo bien en el camino” (igual que la vida, la escritura es un viaje), escribir como locos, riendo y llorando aunque nunca lleguemos a verlo publicado, nadie dijo que fuera fácil. El cóctel, un éxito ( con canapés muy buenos, de esos que llenan los auditorios, el jamón ni probarlo, voló como si tuviera alas) Volvimos a casa con el libro firmado por la autora, “Por los amores perdidos”.

24.4.08

Mi peor enemigo



Me siento en una silla, dejo el libreto en el suelo. La escena que tengo que representar es una fuerte discusión. En la memoria danzan las palabras sin orden .Comienzo a echarlas fuera como si fuera un autómata. Soy una especie de robot sin sentimientos que recita frases sin ninguna entonación, una serie de leyes fantasmas salidas de alguien sin corazón ni tripas. Mi tono sin color es completamente neutro. Es así como me lo exige Ángel, el director. Tan sólo quiere comprobar que me sé el texto. No le interesa lo que pienso. Después me pide que busque en mi interior, una emoción, un sentimiento que me ayude a vestir esas frases, como él quiere. Busco la intención en otros lugares, en otros seres que quedaron atrás, pero que no se han borrado de mi mente. Busco en otras palabras que fueron dichas, el tono que necesito para interpretar, como si corazón y palabra pudieran aislarse en tubos de ensayo para utilizar en cualquier experimento del comportamiento humano. Quiero hallar situaciones llenas de rencor, llenas de furia y no las encuentro. No encuentro esos enfrentamientos cara a cara, ese sentimiento de lucha por algo que de verdad me importa. Sólo siento dejadez, impotencia, conformismo, un eterno asentir con las opiniones de los demás. Veo una inmensa llanura en el horizonte. No veo a nadie con quien discutir, estoy sola. Son unos segundos eternos. Un silencio aterrador.
Sigo en mi silla, sobre las tablas, como un náufrago aferrado a ellas. El decorado es muy simple: algunos muebles, un perchero y poco más. De pronto, encuentro lo que buscaba. Al girar la cabeza, me veo en un espejo situado a un lado del escenario y siento rabia, la suficiente rabia como para unirla a las palabras memorizadas. Entonces, convierto mis palabras en flechas y me las lanzo a mí misma en un calculado suicidio. El director me felicita, me dice que es eso lo que él quería escuchar, ese es el tono correcto. Y lloro por dentro sin derramar una sola lágrima.

13.4.08

La duda ¿palabra maldita?


Me gusta el mar por su fuerza y su debilidad porque en la indecisión de sus olas se representa la duda que lleva a la sabiduría.


Fragmento de la Oda al mar de Pablo Neruda
“Aquí en la isla
el mar
y cuánto mar
se sale de sí mismo
a cada rato,
dice que sí, que no,
que no, que no, que no,
dice que si, en azul,
en espuma, en galope,
dice que no, que no.
No puede estarse quieto,
me llamo mar, repite
pegando en una piedra
sin lograr convencerla,
entoncescon siete lenguas verdes
de siete perros verdes,
de siete tigres verdes,
de siete mares verdes,
la recorre, la besa,
la humedece
y se golpea el pecho
repitiendo su nombre."

Muchas veces odiamos esa situación de duda, esa indecisión que nos tortura. Una intranquilidad se instala en la barriga y hace física la preocupación. Siempre la misma sensación de haberme equivocado, de no elegir la opción correcta en cualquier situación de la vida. ¿Es la duda una de esas palabras malditas? ¿Algo que nadie desea? Al plantearme que todas las palabras se merecen una oportunidad, me doy cuenta de lo equivocados que podemos estar al pensar así. A la hora de escribir la duda es un elemento fundamental. ¿Qué es un libro que no genera dudas? La duda siempre nos da la oportunidad de crear otra posibilidad. Si el escritor sabe jugar sus cartas, hace que el lector desconfíe, que vaya en la búsqueda de la verdad, y que se plantee gracias a las palabras que lee que tal vez las cosas no son lo que parecen, que existe otra visión en la que él nunca había pensado.
Según Wikipedia, la palabra me traslada directamente a la reflexión filosófica:
“La duda constituye un estado de incertidumbre y un límite a la confianza o la creencia en la verdad de un conocimiento. Su contrapuesto es la certeza. Puede proyectarse en los campos de la decisión y la acción, o afectar únicamente a la creencia, a la fe o a la validez de un conocimiento. Si le antecede una "verdad" convencionalmente aceptada, la duda implica inseguridad en la validez de ésta. Lo característico de la duda es la suspensión de la decisión en orden a la acción o de la afirmación de una proposición respecto a un conocimiento respecto a su validez como verdadero.
Cuando la duda se acepta como ignorancia puede ser fuente de conocimiento por el estudio y la crítica.[1] "
La duda aparece como una afirmación constante, aunque suene a contradicción, de que no lo sabemos todo, de nuestra ignorancia que nos empuja a querer saber más.

Frases célebres:

La duda es uno de los nombres de la inteligencia. (Jorge Luís Borges)
Duda siempre de ti mismo, hasta que los datos no dejen lugar a dudas. (Louis Pasteaur)
Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas. (René Descartes)
Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error. (Alessandro Manzoni)
En todas las actividades es saludable, de vez en cuando, poner un signo de interrogación sobre aquellas cosas que por mucho tiempo se han dado como seguras. (Bertrand Rusell)
El que nada duda, nada sabe. (Proverbio griego)