31.12.09

SE ACABA EL 2009


FELIZ 2010 LLENO DE LIBROS

Me gusta que se acaben las cosas que se pueden comenzar de nuevo porque valen la pena. Este ha sido un año difícil y lleno de contradicciones. Cuando la mitad del mundo se queda sin empleo yo trabajo más que nunca. Cuando ya tengo una cierta edad, descubro que tengo más proyectos y más ganas que en toda mi vida. Así iría relatando una serie de contradicciones que han llenado mis días en estos doce meses.

Llega el último día del año y es hora de pasar revista. Como todo el mundo sabe lo que más me gusta es leer y escribir. Durante este año he leído y escrito menos de lo que me hubiera gustado pero al ponerme a hacer un repaso veo que no debo quejarme tanto.

En el 2009 he leído 11 libros, cada uno de su estilo. La lista es la siguiente:
“Misteriosament feliç” de Joan Margarit
“Per què em costa tant aprendre? transtorns de l’aprenentatge de la Dra. Anna Sans”
“Nueva antología poética” de Rainer María Rilke
“La peste peor” de Santiago Ambao
“Un hombre de Pago” de Neus Arqués
“ Poesía de Jorge Manrique”
“Asesinato en Mesopotamia” de Agata Christie
“Una mujer como tú” de Neus Arqués
“ El amor, las mujeres y la vida” de Mario Benedetti
“ Bolero envenenado” de José Ignacio García Martín
“La Cuina de l’escriptura” de Daniel Cassany.

Respecto a la otra gran afición, “escribir”, he hecho un pequeño libro titulado “La puerta”que recoge cuentos antiguos y algunos nuevos insertados en una trama sencilla, una conversación entre dos mujeres aficionadas a la escritura. Nada glorioso, tan sólo una manera de mantener encendida la llama de las letras durante las vacaciones. No puedo olvidar tampoco la obra para teatro infantil “Assassinat al teatre” que quedó mucho más lucida representada que como texto en papel. En fin, lo dicho, no puedo quejarme a pesar que mi cerebro me dice que son unas migajas. Ya podéis comprobar, los que os dais una vuelta por mi blog, que escribo poquísimas entradas, espero que sólo sea un paréntesis y tenga la posibilidad de disfrutar con este medio que permite la comunicación con los lectores y amigos.

Como próximas lecturas, además del temario de oposiciones para el cuerpo de maestros de educación primaria y algunos libros complementarios como “Tècniques d’aprenentatge i estudi” de Artur Noguerol” y “Ensenyar llengua” de Daniel Cassany, Marta Lluna y Glòria Sanz, tengo por consejo de mi amiga Iolanda: “Pájaros de América” de Lorrie Moore, Salamandra de bolsillo (son cuentos apetecibles) y “Escritura y secreto” de Luisa Valenzuela. También tengo pensado leer cuentos de Quim Monzó y poesía de Miquel Martí i Pol. Estos son algunos de mis deseos más inmediatos. Claro está, la columna de libros por leer sigue aumentando, no puedo nombrar todos los títulos. Una rara ley de prioridad altera el orden de lectura, que no sigue el de la colocación de los volúmenes en la extraña torre, junto a mi mesita de noche. Caprichos del destino.

En el 2010 también quiero seguir escribiendo. Soy consciente que será poco pero me conformaré con algunos cuentos cortos y algún que otro post que me saque del estrés de las oposiciones y el trabajo duro en la escuela.

Cómo les decía, me gusta que acaben las cosas que se pueden comenzar de nuevo, con energías renovadas, con ojos nuevos que descubran muchos detalles por los que merezca la pena vivir. Por último, les deseo un feliz 2010 lleno de letras aunque no sean de arena.

12.10.09

LA LENTA EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD

"¿Hay más cosas que nos unen que las que nos separan?"
Esta frase en su forma afirmativa es la que utiliza la protagonista de la película “Ágora” en alguna de sus escenas. Me hago esta pregunta al salir del cine. Creo que no somos tan diferentes a pesar de que pasen miles de años. La película hace un análisis del significado de las religiones y del significado de la ciencia. Nos muestra en primer plano nuestra incoherencia, nuestra cerrazón. Para nada quiero hacer una crítica de la película sino tomarla como excusa para hablar del tema que me interesa.
La especie humana tiene unas características que se transmiten de generación en generación y una de las más curiosas es nuestra capacidad para sentirnos todopoderosos. Es algo así como “eso no me va a pasar a mí” o “yo soy mucho mejor que aquel”. Una especie de eterna esperanza en que “ya lo solucionaré mañana” y a veces ese mañana nunca llega. Estamos vencidos antes de luchar ¿Por qué siempre nos negamos a abrir la mirada?
¿Cómo es posible que sigamos luchando por la religión? Pero sigue pasando, y, una historia del año 391 D. C. parece estar en plena actualidad. No entiendo, o no me resigno a aceptar cuáles son los motivos que nos impiden evolucionar culturalmente.
No hace mucho terminé de leer “Poeta en Nueva York” de Federico García Lorca, un libro difícil y críptico que me ha sorprendido. Había leído otras cosas de él y no me imaginaba que me resultara tan moderno, tan misterioso a pesar de estar escrito antes de la Guerra Civil española. El poeta habla del agobio de la ciudad, de la miseria, de los restos de la esclavitud y el racismo, de la imposibilidad de amar sin cortapisas, seas hombre mujer o homosexual. Me da la sensación que las cosas no han cambiado tanto como nos creemos, es la misma sensación que tengo al pensar en “Ágora”. Retroceda lo que retroceda, los hombres siguen teniendo las mismas angustias y preocupaciones fundamentales. Nos seguimos preguntando por el sentido de la vida, por el amor y por la muerte y no encontramos respuestas válidas. Tan sólo sentimos asco de vernos manipulados por el poder, el dinero y la fuerza.

Puede que la clave esté en conformarnos con esa eterna búsqueda. Encontrar las respuestas debe ser cosa de millones de años. Para qué engañarnos, por mucho que nos parezca que abarca nuestra historia, tan sólo son como unos segundos en la historia del universo.

"Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros" (Sócrates,470-499 a.C.)

Las cosas no han cambiado demasiado...

2.9.09

Microrelatos sobre viajes





La vida entre libros
En el viaje de ida, perdí “Las mil y una noches” y en el de vuelta, encontré “Cien años de soledad”. Pura literatura.

La escalera
Al llegar al último peldaño, comprendí que allí había terminado mi viaje. Entonces, no me quedó más remedio que volver a subir.
Los viajes y el amor
Nuestro amor es como un viaje, mientras más lo preparas peor sale. De todas formas, ya reservé el billete de vuelta.



28.8.09

Novedades de arte y literatura




Publicidad de la buena...la que la dirige el cariño y la confianza ¿Hay algo mejor ?

Nuevo espacio de arte independiente en Barcelona, Polifemos . La primera tertulia literaria será el Jueves 24 de Septiembre a las 21.30 h. Hay espacio para el relato, la poesia, la música y el teatro.

Lugar: Bar "El cine", Carrer Torrent de la Olla, 21


No dejeis de consultar la página de Polifemos.




El libro abierto de Juan Gris

Publica tu libro, una nueva página para publicar tu libro con confianza, si deseas ver cumplido tu sueño, consulta su blog. Te aseguro que quedarás contento.

24.8.09

“BOLERO ENVENENADO” de Nacho García Martín



He disfrutado mucho leyendo “Bolero envenenado” de José Ignacio García Martín . Para que tengáis una idea del argumento recogeré aquí un fragmento de la contraportada del libro que lo resume a la perfección:
“Bolero envenenado narra el reencuentro de un escéptico y solitario profesor de instituto con las personas que constituyeron, años atrás, el entorno de su historia de amor más memorable. (…) Este viaje retrospectivo culminará en el descubrimiento de una verdad horrible y sobrecogedora, oculta durante más de una década.
El protagonista, movido por el deseo de lavar su imagen ante quienes lo menospreciaron en el pasado, emprende la búsqueda de una antigua amante y su grupo de amigos para enfrentarse a ellos despojado ya de cualquier sentimiento. Ha tardado años en superar las secuelas de un romance marcado tanto por la intensidad emocional como por el miedo. Su vida actual discurre de forma tranquila y sencilla, entre sus colegas del colegio donde enseña y su vecina Daniela, con quien mantiene largas conversaciones en un clima de “tensión sexual no resuelta”. Sólo cuando un inesperado suceso criminal acontece en el barrio, incriminando aparentemente al propietario del piso en el que vive, algunos de los temores de antaño vuelven a aflorar y surge la necesidad de mirar de nuevo hacia atrás.”
Me ha gustado la caracterización del protagonista, su forma de describir y reflexionar sobre “el miedo”, un tema que me interesa mucho. Su viaje hacia el pasado le lleva a enfrentarse consigo mismo, a plantarle cara a sus traumas.
A través de las mujeres de su vida, el personaje hace un inventario de los tipos de relaciones humanas y un análisis del concepto de “Amor”.
Está muy bien llevada la tensión narrativa propia de una película de investigación policiaca. La relación del protagonista y Marjaliza (el policía) es reflejo de esta influencia cinematográfica que desprende la novela.
Me he divertido mucho con algunas situaciones ridículas de este personaje tan humano. Me he reído y he sufrido con él y para mí eso significa que el libro sabe llegar al lector. La velocidad del relato se hace más intensa hacia la mitad del libro y te da pena cuando se acaba.
Vale la pena que busquéis el libro en vuestra librería o lo encarguéis que seguro que disfrutáis tanto como yo.

18.8.09

EL VIAJE: CAPITALES BÁLTICAS




Catedral de Helsinki (Finlandia)


Un crucero por las capitales bálticas es un extraño paseo por la historia de Europa. Resulta muy curioso levantarse cada mañana en un país diferente y comprobar que eres capaz de entenderte con la gente y que en el fondo no somos tan diferentes.
El verano también existe en las ciudades del norte y se disfruta de una temperatura magnífica a principios de agosto.
Para empezar, me sorprendió la luminosidad de Helsinki, llena de una luz especial y de un verde que lo cubre todo. La gente se desplaza en bicicleta como en casi todas estas capitales y todos se muestran tranquilos y acogedores. Contemplas los lagos y las fuentes mientras te cuentan que durante el invierno la gente pasea por ellos como si fueran tierra firme y no puedes dejar de sentir que todo eso es un regalo efímero como todos los buenos momentos de la vida que duermen bajo el hielo.


El segundo puerto fue San Petersburgo, aquí si que se siente el peso de la historia. La riqueza exagerada del mundo creado por los zares y la nobleza, contrasta con la pobreza encubierta que se asoma por los viejos portales o por alguna ventana entreabierta. El pan de oro parece cubrir media ciudad y la otra media busca su pan con unos sueldos minúsculos.
La policía de la aduana mantiene su imagen de gente dura y severa, intentan intimidarte cuando te revisan los pasaportes. Te sientes dentro de una película detrás del telón de acero. Pero la mayoría de las cosas que se ven son un montaje turístico. Millones de matriuscas de todos los colores, llaveros, imanes, botellitas de vodka, gorros con apariencia de gatos que se enroscan en la cabeza, desfilan bajo los ojos de los turistas como reclamos a los que no pueden renunciar. Pero si te aíslas de todo eso y afinas la mirada, te encuentras con grandes obras de arte dentro del Hermitage, con palacios impresionantes como el de Catalina la grande o descubres que Anastasia fue fusilada con todo el resto de los Romanov y puedes contemplar su tumba.
Maravillosa ciudad que no te deja indiferente.
La guía de las excursiones nos estuvo explicando historias personales, por ejemplo cómo vivió su familia el terrible sitio de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, en la que la mitad de la población murió de hambre. Todos pensaron que la cosa duraría unos días y duró tres años. Respecto al régimen comunista se muestran contentos de haber salido de aquello pero no niegan que también se hicieron grandes cosas a nivel social. También nos comentó la guía que ellos no lucharon por la libertad que el nuevo sistema capitalista con la Perestroika les vino dado.



Delante de un Henri Matisse (Hermitage)



Cúpulas en forma de cebolla de la catedral de la Resurección



Mc Donals versión rusa

En Tallinn paseamos a nuestro aire por una preciosa ciudad medieval. Descubrimos una estupenda taberna llamada la casa de la cerveza, nos instalaron dentro de un barril gigante y bebimos cerveza y comimos buenísimas tapas de Estonia. Fabrican la cerveza que se consume en el mismo local, nos gustó mucho.


The Beer House



Estocolmo también me sorprendió. Es una ciudad repartida en 14 islas. Visitamos el ayuntamiento donde se hace la cena de gala de la entrega de los premios Nobel y el museo Vasa, donde se conserva los restos arqueológicos del barco mejor conservado del mundo. La nave en cuestión sólo navego 15 minutos y se hundió en el mismo puerto, no pudieron rescatarlo hasta 300 años después. Es una especie de Titanic antiguo.

La mesa de la cena del Nobel , Ayuntamiento de Estocolmo

Gdansk, otra de las ciudades medievales, también nos encantó. La pena es que la visita era tan corta que te quedas con ganas de conocer el país entero y disfrutar con su gente. El guía era un polaco profesor de español. Nos divirtió con sus anécdotas y también con algo de su historia personal. Me ha gustado mucho que los guías aportaran esa pincelada de humanidad que te acerca a la gente, que es lo que más me importa.






Copenhague, ciudad tomada por las bicicletas, se puede recorrer también gran parte por canales. El monumento más visitado es la famosa Sirenita que yo sólo pude fotografiar de espaldas. Hay muchísimo ambiente con gente de todas partes. Un precioso parque de atracciones “Tivoli”, una maravillosa biblioteca y un teatro de la Ópera digno de ver.













La Biblioteca Real de Copenhague


Teatro de la Ópera


De vuelta, durante el vuelo, tuve tiempo de leer una buena novela, nada mejor que leer sobre las nubes, ¿sabéis que libro? …”Bolero envenenado”. Pronto os contaré mis impresiones.

2.8.09

EL BESO DE KLIMT

"El beso" de Gustav Klimt

Al ver aquel cuadro en el museo de Viena, reconocí que éramos nosotros.
Pincelada a pincelada yo había creado un amor de ficción. Los colores eran brillantes, de un dorado pasado de moda. Pequeñas figuras como moléculas habían formado nuestra personalidad. Tú siempre tan cuadrado y anguloso, con esa visión tan pesimista de las cosas pero a la vez tan real. Yo tan redonda, configurada por millones de círculos infinitos que no llevan a ninguna parte, tan soñadora e incapaz de enfrentarme con la realidad. Así llegamos hasta nuestro punto álgido. Nos fundimos en ese beso irreal que nos llevó a sentir un orgasmo de colores. El amor resbalaba hacia abajo, hasta el suelo. Nacieron pequeñas flores que volaron como mariposas. Arrastraron el telón que separaba el escenario de la platea donde la rutina lo mata todo. Dejaron al descubierto el miedo y el terror al ver cumplidos los sueños, siempre tan peligrosos. Salí corriendo como siempre y aún ahora, al mirar el cuadro, me sorprendo al descubrir que el nombre del autor no es el mío.
(Dedicado a Rosa, lo prometido es deuda)

15.7.09

UNA MUJER COMO TÚ de Neus Arqués








La novela gira en torno a cuatro mujeres actuales que quieren ser un reflejo de la evolución de la mujer. Ellas representan las diferentes caras de una realidad y todas reúnen las contradicciones a las que nos enfrentamos diariamente. La tradición y la modernidad conviven con muchas dificultades.
Ruth es una mujer judía espectacular, autosuficiente pero que también nos muestra sus temores y debilidades más humanas. Bel lucha por su matrimonio y por su propio reconocimiento personal. Luisa descubre lo importante que es vivir primero para una misma, respetarse y valorarse. No se trata tan sólo dejarse llevar por el único y exclusivo objetivo del cuidado de los hijos. Marta busca desesperadamente la maternidad y nos hace pensar sobre lo que significa.
Pero este libro no se limita a la visión femenina sino que aporta también la mirada masculina a través de las parejas y amantes de estas mujeres.
Me ha resultado muy curioso los guiños que la novela hace a su precursora:”Un hombre de Pago”. Incluso algunas de las protagonistas hablan de este libro y del cuadro de la portada del ejemplar en castellano.
Me gusta que la novela tenga como transfondo Barcelona y también que surja una crítica sobre la transformación de la ciudad en un escaparate turístico que parece difuminar un poco su identidad.También me parece positiva la manera de retratar una parcela de la sociedad actual y moderna a través de diferentes puntos de vista o aspectos que se entreligan como en un puzzle, cuestiones culturales, religiosas y artísticas: la música, la pintura, las galerías, los museos, el mundo editorial, etc

4.6.09

La bolsa






En la calle dos viejos pasean de la mano. Ella lleva una bolsa . Él se apoya en un bastón. Apenas pasan coches. Los edificios desiguales y maltrechos dibujan sombras siniestras. Un perro ladra a la vieja. El hombre lo mira fijamente y lo desafía. Después el animal se lanza al bastón. Acuden dos perros más pero se mantienen al margen. El hombre suelta de la mano a la mujer y golpea al perro. Sus movimientos todavía tienen fuerza para malherirlo pero se desequilibra y cae al suelo. Ahora son los tres animales los que acechan al viejo. Él intenta incorporarse. Levanta la cabeza y no los pierde de vista, como si con la mirada pudiera controlar su ataque. Una gota de sangre recorre el espacio desde la ceja al labio superior del viejo. El perro también sangra. No pasa nadie por la calle. La mujer no sabe qué hacer, se queda inmóvil sujetando la bolsa, la abraza y la levanta hacia arriba, como si quisiera ponerla a salvo de las fieras.
La vieja mira hacia arriba y reconoce la silueta de un hombre que está asomado a la ventana, distingue el fuego encendido de un cigarrillo en la oscuridad. No puede gritar. Recorre con la mirada todos los bloques. Están llenos de ventanas con párpados cerrados. Oprime la bolsa contra su pecho.
Los perros atacan al hombre, los cuatro cuerpos escuálidos tironean unos de los otros. El viejo aprieta los dientes y como puede, se pone en pie. Golpea a los perros con el bastón. Recuerda la fuerza que empleaba al empuñar el hacha con la que cortaba la leña cuando era joven . Los perros toman forma humana y cantan a su alrededor, se burlan de él. No dejará que le arrebaten lo último que les queda, ellos no podrán, nadie podrá quitarles lo único que tienen, se repite una y otra vez.
La vieja parece que reacciona y le da una patada a uno de los animales que aúlla. Los demás salen corriendo, cansados de luchar y entre quejidos se alejan. Uno de ellos se atraviesa delante de un coche negro, se tambalea, el coche da un frenazo, el perro recupera la marcha y desaparece.
El conductor del coche sale y comienza a increpar a la pareja de ancianos. Les grita y les pregunta si es suyo ese perro. Los viejos niegan con la cabeza. Les dice si es que se dedican por las noches a espantar perros callejeros. Les dice que por qué no se van a su casa y dejan de interrumpir el tráfico. El conductor se sube al coche y se aleja. No viene ningún otro vehículo detrás, ni tiene nadie delante, acelera con fuerza. El ruido se amplifica al chocar con las paredes del barrio.
La mujer coge la bolsa por un extremo y le da el otro al hombre. Ella se ha hecho daño en la pierna y cojea. A él le da igual que le sangre la ceja, ya se secará, prefiere seguir caminando y olvidar, olvidarlo todo.
Pasan un contenedor de basuras y a pocos metros, les para un hombre joven. Lleva una cazadora de piel color marrón y unas gafas de sol a modo de diadema. Se ríe de la pareja de ancianos y les grita que se han pasado el contenedor, que dónde van con esa bolsa. El viejo mueve la cabeza de un lado a otro. La mujer lo mira esperando que sepa salir de la situación. El hombre de la chaqueta de piel les pregunta que qué diablos llevan en la bolsa. El viejo sigue sin hablar. Qué habéis robado viejos, os lo compro, me sobra el dinero, dígame lo que llevan. El viejo niega con la cabeza. Viejo testarudo. El hombre se aleja, cruza la calle y se reúne con una chica rubia que lo besa. Él la abraza y se queda mirando a los viejos. La vieja vuelve a tomar con fuerza la bolsa y sigue andando todo lo deprisa que puede, el viejo la sigue. Ella espera unos segundos al anciano y de nuevo aligera el paso.
Al mirar atrás , ve a otro hombre, al que parece reconocer, les sigue. Lleva un cigarrillo encendido que se ve brillar en la oscuridad, con ese tono rojizo que toma el tabaco ardiendo. Los tres perros aparecen en una bocacalle y se pegan al fumador. Los viejos apresuran el paso, de nuevo comparten la bolsa. El bastón marca el ritmo de lo que parece un desfile.
El chico de la chaqueta de piel se despide de la rubia y se suma al grupo. Ella lo sigue con una mirada interrogante sin que él se de cuenta.
Nadie habla con nadie, todos miran a la bolsa. Los edificios dejan paso a algunos solares. Los árboles se alternan con montones de basura.
El coche negro, que parece estar dando vueltas por el barrio, divisa a la comitiva y la sigue. El conductor abre la ventanilla para no perderse la ruta de la bolsa.
La chica rubia también intenta alcanzarles. Se figura que algo pasa ¿Qué es lo que sigue todo el mundo? Se pregunta. Algo llevan en la bolsa ¿Qué ocultan esos viejos? Todos se hacen la misma pregunta pero nadie pronuncia una sola palabra.
La ciudad va quedando atrás . La fila de hombres, mujeres y perros se hace interminable.
Los viejos cansados de arrastrar la bolsa, se paran y se sientan en un banco desvencijado. El hombre mira a la vieja y le dice en voz baja:
—Ya te dije que nuestro gato, hasta después de muerto, nos quitaría la soledad.

31.5.09

Noveno encuentro de bitácoras en Barcelona


Ayer tuvo lugar nuestro tradicional encuentro de bitácoras de amantes de los libros. Y como no, amantes de la ficción en sus más diversas versiones. Anoche, lucimos un derroche de mentiras, unas bien pensadas y otras improvisadas pero ninguna de ellas carentes de humor y picardía. Creo que hasta los camareros del restaurante esperan que Palimp comience la lectura de nuestros pequeños retales literarios. No faltó el recuerdo a nuestra musa “Terelu” a la que estamos pensando convocar para el próximo día.
Se ha abierto el plazo para sugerir ideas para la celebración del décimo encuentro.
Lástima no poder disponer de una mesa redonda, de esas gigantes que permiten escuchar a todo el mundo. Por mi lado de la mesa, estuvimos hablando de nuestros recuerdos, al estilo “cuéntame”, sobre todo los cuarentones que éramos un grupo nutrido. Hablamos de cine, de las series de televisión y sus nuevas técnicas, de Mazinguer Z y de Betty Missiego en Eurovisión. En fin, no paramos de reír.

30.5.09

Blog y libros en Barcelona




De nuevo el encuentro de blogueros forofos de los libros en Barcelona. Es esta noche. últimamente no llego a tiempo ni de avisar de las efemérides. Pero si por si alguien quiere apuntarse a última hora, toda la información en Cuchitil literario.
Yo estará allí como un clavo. La fiesta empieza en el "Bohemia Café" a las 20h.

24.4.09

Neus Arqués firma "Una mujer como tú"


Un gustazo ir a ver a Neus en Sant Jordi

¡Mucha suerte con "Una mujer como tú"!





22.4.09

Sant Jordi 2009 .“Un hombre de pago” preámbulo de “Una mujer como tú”.

Mañana es el día se Sant Jordi y quiero preparar una jornada lo más literaria posible. Acudiré al Passeig de Gràcia , donde curiosearé todo lo que pueda y después al Corte Inglés de Maria Cristina ( de 12 a 13h firma su nuevo libro Neus Arqués y es mi objetivo este año ).
Tengo como reto conocer un poco más a la escritora Neus Arqués. Me parece una mujer inteligente a la que vale la pena seguir capítulo a capítulo, libro a libro.
Acaba de publicar “Una mujer como tú” pero por esa manía mía de conocer la historia de las cosas, decidí comenzar (leer) por el principio. “Un hombre de pago” (2006) Umbriel, es su primera novela traducida a varios idiomas. Tal como dice la contraportada de este libro “Neus Arqués consigue mostrar en este relato en apariencia ligero pero con intensos matices, los desvelos de una mujer occidental contemporánea. La novela plantea un sinfín de cuestiones que no dejan indiferente a ningún lector interesado en la evolución de las relaciones entre hombres y mujeres en este principio de siglo.”
La novela muestra una situación y nos lleva a preguntarnos: ¿Es posible el sexo sin amor? ¿Qué puede hacer una mujer cuando ya no la miran? ¿Qué es lo que deseamos verdaderamente la aventura y el desafío o una situación cómoda? ¿Nos da miedo que nuestros deseos se hagan realidad?
Es un libro de lectura fácil y rápida que te lleva de la mano hacia la próxima novela: “Una mujer como tú” que compraré mañana para que Neus me lo firme y pueda saber como crecen los personajes de “Un hombre de pago”, ¿Os animáis?
Curiosidades: He leído en la página de Escuela de Letras que la versión manuscrita completa de “Madame Bovary” ya está disponible en Internet, gustazo para los maniáticos de los libros, no dejéis de verlo.
Feliz Sant Jordi para todos.

10.4.09

EL OTRO LADO

Salvador Dalí, Tempus fugit


No sé cuanto tiempo llevaba caminando pegado a la línea del arcén. Su blanco fluorescente se me clavaba en los ojos. Mi cerebero se dividía en dos, justo por el centro. Se cortaba con la suavidad que le corresponde al tacto de una víscera. No era la primera vez que me sentía así. Se había convertido en una costumbre vivir dividido en pedazos.
No sabía lo que había hecho la última noche, pero allí estaba. Rodeado de lo que se podría decir la nada.
No pasaba un solo coche. Incluso el viento se había parado y en el horizonte se dibujaban extrañas flores transparentes hechas de calor.
No podía más. Me senté en un pedrusco que encontré en la cuneta. El sol me atravesaba la nuca gracias a la postura cansina que había tomado mi cabeza.
No sabía donde estaba y tampoco me importaba demasiado. Pero acaso no era eso lo que más deseaba, ir a ninguna parte, perder la noción del tiempo y olvidarme de la lógica.
Debía estar muy lejos, me había deshecho de los últimos vestigios de la ciudad. Sólo mi reloj me recordaba la esclavitud a la que estaba sometido desde hacía tanto tiempo.
Las doce en punto.
Levanté la mirada, apenas algún árbol a lo lejos. Saqué mi libreta y el lápiz de la mochila y me puse a escribir palabras, no paraban de brotar. Era un caudal de sangre lo que se pegaba a las páginas. Rodaban pedazos de sueños mezclados con deseos y obsesisones.
No me importaba nada más. Tan sólo las letras enlazadas unas con otras. Dibujos hechos con frases. El cuerpo de una mujer cubierto de palabras que la acariciaban. Y yo amándola, como si amara a todas las mujeres a la vez , como si amara al deseo mismo.
Las páginas se sucedían una a la otra hasta que conté seis.
Miré el reloj de nuevo, maldita manía. Las agujas no se habían movido ni un milímetro.
De nuevo las doce en punto.
La tierra roja se quebraba , podía oir el sonido de los terrónes rompiéndose bajo mis pies. Golpeé varias veces la esfera del reloj y el minutero empezó a moverse. Parecía como si quisiera acostumbrarse a un nuevo ritmo.
Las nubes pasaban lentas por encima de mí. El lápiz cayó al suelo. Al agacharme a recogerlo me quedé mirando un buen rato una fila de hormigas gigantescas que se dirigían al hormiguero. Estaban cargadas de semillas de cebada.
Las grandes explanadas estaban recien segadas. Tenían un aspecto desolador, de un amarillo salvaje que me atraía.
Las doce y media.
Contínué con la escritura. Cada vez más libre. Me dejaba llevar por el ritmo automático de las palabras. Sentía un suave cosquilleo. No tenía que pensar. Era como si rescatara una historia que ya estuviera escrita. Sólo me ocupaba de transcribirla. Me paré en seco cuando conté seis páginas más. Sentí miedo. La manga de mi camisa tapaba el reloj pero mi curiosidad me empujó a volver a pensar en el tiempo.
Otra vez las doce y media.
El sol no parecía haberse movido. Clavé un trozo de paja en el suelo e hice una marca para indicar la posición de su sombra. Tal vez todo era un transtorno de mi reloj.
Me coloqué como mejor pude y apoyé la libreta entre las piernas. Después se me ocurrió ponerla sobre la piedra a modo de escritorio y seguí escribiendo. Me sentí en la gloria, ya no hacía tanto calor aunque no se movía ni una hoja .
Me paré un momento a comprobar el palito de paja y la marca que había hecho en el suelo, no se había movido, todo continuaba igual.
Zarandeé mi reloj que mantenía sus manecillas en la misma posición.
Las doce y media.
Me parecía una línea perfecta que dividía la esfera en dos partes, puede que el pasado y el presente o el presente y el futuro, qué más dá.
Entonces seguí escribiendo, durante un tiempo incontable. Era como una inercia que me arrastraba a escribir y a escribir en una escritura eterna, sin medida y así sigo, escribiendo. Sólo a veces, me vienen recuerdos de lo que yo llamo el otro lado, como por ejemplo el sabor amargo de las pastillas para dormir.

29.3.09

El hombre del zoo




Aquel día me había levantado especialmente feliz. Quise dar un paseo por el zoo y sentarme en mi banco preferido con el bocadillo bajo el brazo . Justo debajo de aquel sauce llorón enorme. El diario me cubría las piernas como una mantita, de esas que se utilizan para ver cómodamente la tele en casa. Iba pasando páginas inmerso en mis pensamientos. Puse mucha atención al pasar a la sección de deportes, la goleada de mi equipo me tenía embelesado, no me importaba nada más. Noté que alguien me golpeaba en el hombro como llamándome la atención. Miré hacia la izquierda un tanto molesto. No ví a nadie. Bajé un poco la cabeza y encontré un pelo rojizo sobre la hombrera de mi americana, allí mismo, donde había notado la presión. Entonces me volví hacia los matorrales del parterre y ví como las hojas se movían. Dejé el periódico sobre el banco, tapando el bocadillo, curvé un poco la espalda y me asomé entre las ramas. Me quedé paralizado, cara a cara con un orangután. Enseguida reaccioné, aunque fuera tan sólo con el pensamiento ya que no sabía qué músculo mover para no provocar al animal. Empecé a procesar los miles de documentales que había visto en tantas sobremesas aburridas. Los cientos de artículos de ciencias naturales de las revistas que me había leído. Y mis eternos paseos por el zoo observando a los animales. El orangután tampoco se movía. Sus pequeños ojos, casi juntos, me miraban, tal vez con el mismo miedo que yo a él. Entonces recordé el significado de la palabra orangutan: Orang Hutan, hombre de la selva. Era increíble la sensación de igualdad en nuestra diferencia. Éramos frente a frente dos iguales, ambos lados de un espejo, sin saber cuál de los dos era el aútentico hombre del zoo, que era nuestra pequeña selva particular. El simio salió de su escondite y se enderezó para mostrarme su altura, su verdadera estatura moral y física. Dos metros de bicho me hicieron levantar la mirada, para seguir sus ojos. No sabía si hacía bien aguantándole la mirada, pero me parecío la única manera de disimular mi terror. El orangután parecía querer hablarme. Movía sus gruesos labios, flexibles y dibujaba palabras ininteligibles que yo quería traducir. Estiró los brazos y mostró su envergadura que no era inferior a tres metros. Entonces salí a correr, con tan mala forturna que tropecé y me estampé de bruces contra el suelo. El orangután aprovechó para cogerme por el cinturón y levantarme en peso. No me salía la voz de la garganta. Era yo el que pronunciaba otra serie de palabras ininteligibles ni para él ni para nadie. Su fuerza era tal, que me balanceaba muy despacio, mirándome como a un juguete. La gente empezó a rodearnos. Un grupo de niños aplaudía al ver la habilidad del animal para pasearme. El bicho comenzó a relajarse, parecía estar encantado con los aplausos. Un grupo de extranjeros se miraban atónitos y a los pocos minutos, sonreían entusiasmados viendo las piruetas que hacía el alegre orangután con su muñeco humano. Cada vez que era capaz de abrir los ojos, veía más gente emocionada. Y ahí estaba yo intentando hacerme oir. El animal paró de repente su balanceo y me abrazó con fuerza. Me dejó en el suelo con muchísimo cuidado, de nuevo al lado de mi banco. El mono cogió el diario y descubrió el bocadillo, le quitó el papel sin dificultad y muy satisfecho se puso a comerlo. Los aplausos no cesaban. Haciéndose paso entre el público, un par de trabajadores del zoo llegaron hasta nosotros, le pusieron una tremenda argolla en el cuello al orangután y lo arrastraron sin problemas. Yo me quedé como un tonto, sin saber qué hacer, mirando cómo el animal se llevaba mi periódico y el bocadillo que yo había dejado sobre el banco. Se abrió un ancho pasillo entre la gente y se dirigieron hasta el habitáculo de los orangutanes. Los vi marcharse aún con las piernas temblando y las manos heladas. Me repuse como pude, nadie se acercó a preguntarme, tan sólo comentaban entre ellos lo realista que había sido el espectáculo, que si qué habilidad, que si había sido un acierto que el hombre fuera vestido de traje y corbata, que si el mono era muy simpático y otras muchas frases en diferentes idiomas. Decidí marcharme por la primera puerta que encontrara y era justo la que estaba al lado de los orangutanes. Allí estaba mi amigo pasando las páginas de mi diario.

18.3.09

El afilador

Fernando Orte


Pase usted al patio, estará usted mejor. Cierre, cierre la puerta. Hacía tiempo que no venía ningún afilador por el barrio, deben quedar pocos. Usted siga a lo suyo, siga, siga, no se preocupe. Ya se nota que es usted un profesional, no hay más que ver como maneja las herramientas. Estaba necesitando tanto a un afilador...mis cuchillos ya no cortan y al escuchar su musiquilla, he visto el cielo abierto, me recuerda tanto a mi infancia. Usted no se preocupe afile, afile. En este mundo de hoy en día, los buenos artesanos ya no son considerados, ya no son lo que eran. Hoy todo se hace en serie, es más barato, se ha perdido el encanto, ya ve ... hasta los crímenes, sólo hay que leer los periódicos. Bueno aunque para no llevar yo toda la razón, le diré que toda la vida ha habido crímenes, lo que pasa, es que no se les hacía publicidad, supongo que no nos enterábamos de la mayoría de ellos. Mire, cuando yo era chiquilla me pasaba la vida mirando por la ventana, estuve mucho tiempo enferma. Además era muy tímida, sabe usted, pasaba las horas acodada en el alféizar, sin hablar con nadie. Pero usted, siga que yo le hablo mientras trabaja, dele a la rueda, dele, ya sé que las tijeras están muy viejas, pero seguro que las deja como nuevas, para unas tijeras es como revivir. Pues mire usted, estoy segura que yo fui testigo de un crimen, podría jurarlo, pero ya ve, no pude demostrar nada, en aquellos tiempos nadie parecía querer enterarse de nada. Bueno ni siquiera me escucharon, quien iba a hacer caso de una mocosa de siete años y además estando como estaba, nunca creían nada de lo que yo decía. Desde luego que si hubiera sido hoy en día, mi madre hubiera llamado a una unidad móvil de la tele y hubiera salido en todos los canales. Debe quedarle poco para la jubilación, Será usted uno de los últimos. Perdone si le molesto, es que estoy muy sola, siempre he hablado demasiado, tengo demasiada fantasía, no me mire así, usted siga con su trabajo, a veces hablo conmigo misma, figúrese. Cuando acabe las tijeras, me afila usted este cuchillo, no sé vivir sin un buen cuchillo. Usted seguro que me entiende. Pues como le decía, los sábados por la mañana yo vigilaba a mis vecinos, unos limpiaban el balcón, otros barrían la puerta y María la modista cortaba y cosía ropa sin parar. Hacía unos meses que un afilador llegaba a nuestra calle sobre las nueve, silbando con su flautilla, era un hombre menudo, cojeaba un poco. María le avisaba por la ventana para que subiera a recoger un puñado de cuchillos y un par de tijeras. Cada semana la misma operación. Esta mujer debe tener los cuchillos transparentes de tanto afilarlos y las tijeras de costura darán hasta miedo, me decía yo, que era una ingenua. Siempre se daba prisa en correr las cortinas, en cuanto subía el afilador. Yo estaba muy pendiente, quería saber más, siempre quiero saber más. Yo vigilaba la bicicleta del afilador, ahí sola un buen rato. Uno de esos días, María se olvidó de cerrar la cortina y presencié algo terrible, él la abofeteaba varias veces; yo lo veía como a cámara lenta, estaba tan lejos como para no escuchar nada; luego le clavó un cuchillo en el pecho. Ella cayó fulminada. El afilador cerró las cortinas como un poseso, a veces pienso que me vio. Como una hora después, yo seguía observando, quería verle salir. Mi madre se pasaba toda la mañana comprando, no había nadie en casa a quien le pudiera contar nada y la puerta estaba cerrada con llave, como cada día. No supe qué hacer. Lo vi salir con la cara muy roja, nunca más volvió. Yo pregunté por María, incluso conseguí que me ayudara mi madre haciendo preguntas, pero María había dicho a la gente que pensaba dejar el barrio, que se iba a marchar con su novio, que cuando nos enteráramos de quien era, nos sorprendería y nadie se extrañó de no volverla a ver. Todo quedó en una historia tonta de las mías, una historia de la pobre loca, ya ve usted, pero a mi no pudo engañarme. Yo sinceramente le digo que antiguamente no nos enterábamos de la mitad de las cosas que pasaban. Desde entonces, perdóneme usted, por la parte que le toca, desconfio de los afiladores, no son santo de mi devoción, debo decirle que los odio; pero tengo un problema, no se lo tome a mal, no es cuestión personal, no puedo vivir sin un buen cuchillo afilado, muy afilado, lo suficiente como para matar limpiamente, sin ni siquiera dejarle hablar.

5.2.09






Uno, muchas veces, tiene la impresión de que muchas de las cosas que hace resultan inútiles. Nos encabezonamos en ver tan sólo el lado de la luna que nos interesa. Tal vez el secreto esté en cambiar la mirada, en hacer ese esfuerzo por detenernos en lo positivo. Recojo aquí un poema que me ha enviado una amiga como regalo, me ha gustado tanto que quiero compartirlo con vosotros.




Contemplo yo a mi vez la diferencia


entre el hombre y su sueño de más vida,


la solidez gremial de la injusticia,


la candidez azul de las palabras.


No hemos llegado lejos, pues con razón me dices


que no son suficientes las palabras


para hacernos más libres.


Te respondo


que todavía no sabemos


hasta cuándo o hasta dónde


puede llegar una palabra,


quién la recogerá ni de qué boca


con suficiente fe


para darle su forma verdadera.


Haber llevado el fuego un solo instante


razón nos da de la esperanza.


Pues más allá de nuestro sueño


las palabras, que no nos pertenecen,


se asocian como nubes


que un día el viento precipita


sobre la tierra


para cambiar, no inútilmente, el mundo




(José Àngel Valente)

7.1.09

Casualidades literarias










Hoy les quiero hablar de una pequeña casualidad.
Tengo la costumbre de llevar varios libros empezados a la vez y en esta ocasión han coincidido Joan Margarit y Rilke. El libro de Margarit es “Misteriosament feliç” en la edición de Proa. La poesía de Margarit es una verdadera conversación con el lector. Está llena de sensibilidad y dureza a la vez. El poeta refleja muy bien ese regusto amargo del paso del tiempo y del enfrentamiento del ser humano con la muerte.
De Rilke estoy leyendo “Nueva antología poética” de Austral poesía. La poesía de Rilke es difícil, podría decir que filosófica. Aunque no es comparable, entre buenos escritores, tanto Rilke como Margarit tienen esa amargura ante la vida pero saben mantener una especie de lucidez, de realismo que no los lleva a ser sensibleros ni débiles.
Joan Margarit, en una de esas casualidades extrañas, habla en su poema “El vell i la mort” de un poema de Rilke sobre Leda que a mi me había llamado mucho la atención:
“Mires al teu voltant i veus el llibre
encara obert damunt la taula: Rilke?
No t’agrada el poema sobre Leda?
Avui ella sóc jo i tu ets el cigne.”
Qué efecto tan raro producen las palabras que parecen viajar en el tiempo y en el espacio. Los versos de un poeta interpretados y hechos suyos por otro y leídos casi a la vez como si existiera una conexión múltiple. Está claro que las palabras construyen una cadena en espiral que amplia significados infinitamente.
Éste es el poema de Rilke, tiltulado Leda:
Cuando acuciado el dios entró en el cisne
casi se espantó de hallarlo tan bello;
y se dejó sumir en él turbado.
Más ya su engaño le premiaba al acto
antes de comprobar el sentimiento
del no estrenado ser. Y Leda abierta
reconoció en el cisne la inminencia,
viendo al punto-la unión él suplicaba-
en lucha desigual desconcertada,
que nada puede cubrir. Cayó en ella
y, deslizando el cuello de sus manos
ya sin fuerza, se abandonó a la amada.
Sintió entonces gozoso su plumaje ,
y fue de veras cisne en su regazo."