Uno, muchas veces, tiene la impresión de que muchas de las cosas que hace resultan inútiles. Nos encabezonamos en ver tan sólo el lado de la luna que nos interesa. Tal vez el secreto esté en cambiar la mirada, en hacer ese esfuerzo por detenernos en lo positivo. Recojo aquí un poema que me ha enviado una amiga como regalo, me ha gustado tanto que quiero compartirlo con vosotros.
Contemplo yo a mi vez la diferencia
entre el hombre y su sueño de más vida,
la solidez gremial de la injusticia,
la candidez azul de las palabras.
No hemos llegado lejos, pues con razón me dices
que no son suficientes las palabras
para hacernos más libres.
Te respondo
que todavía no sabemos
hasta cuándo o hasta dónde
puede llegar una palabra,
quién la recogerá ni de qué boca
con suficiente fe
para darle su forma verdadera.
Haber llevado el fuego un solo instante
razón nos da de la esperanza.
Pues más allá de nuestro sueño
las palabras, que no nos pertenecen,
se asocian como nubes
que un día el viento precipita
sobre la tierra
para cambiar, no inútilmente, el mundo
(José Àngel Valente)
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