28.7.08

Crisis o una casilla de riesgo en el juego de la oca


De nuevo he vuelto a caer en la casilla “Crisis”, trabajar, precisamente ahora en una empresa de construcción en España es una manera de decir que he tirado los dados y he caído directamente en una casilla del juego de la oca que da vértigo.
A mi edad, ya casi tengo claro que la vida es tan sólo un tablero de juego. Unos dicen que de ajedrez, otros que de damas y yo personalmente, creo que es el
juego de la oca el que mejor la representa.
Periódicamente caigo en esta casilla y ella me manda a otra como catapultada al espacio.
Cuando la época de la Reforma educativa de los 90 (Crisis), aposté por pasarme de la educación al mundo de los negocios inmobiliarios y ahora como una pelota cuyo destino es botar, vuelvo en busca de trabajo de nuevo a la enseñanza.
La verdad es que definir la crisis es más difícil de lo que parece, a mí me gustaría definirla como la oportunidad de cambio, pero no sé si es prudente reducirlo todo a eso cuando puedes ver en peligro tu forma de vida.
En estos tiempos de “crisis” en nuestro mundo “desarrollado”, las mujeres y los hombres debemos estar más receptivos a todo cuanto nos rodea. Hemos estado creyendo que el estado de bienestar en el que vivimos muchos, no podía tener ninguna amenaza. Nada más lejos de la realidad. Millones de personas viven bajo la verdadera amenaza del hambre, la guerra y la enfermedad. ¿Qué significa para ellos la palabra crisis? ¿Acaso que las ventas de pisos y coches hayan disminuido? Crisis, Una palabra vacía de contenido cuando se tienen prioridades mínimas.
La palabra crisis nos pone los pelos de punta aunque algunos no quieran dar crédito a los rumores, lo cierto es que las cosas no van bien en la economía española.
Últimamente estamos cansados de escuchar los nombres de las grandes empresas del sector de la construcción y es triste ver como muchos se alegran de su fracaso, se alegran de que la gran burbuja inmobiliaria les haya explotado en sus propias manos. Pero siempre hay que tener cuidado de lo que uno se ríe. Como poco, necesitamos mucha cautela.
De las grandes empresas dependen millones de personas, pequeñas piezas que se mueven como satélites a su alrededor. Son tiempos en los que necesitamos reflexionar más que hablar sin ton ni son. No son maneras de afrontar la crisis bombardeando a la población con todo tipo de noticias alarmantes, sin aportar algo de luz. Está bien conocer la verdad pero no echar más leña al fuego. Es muy necesario nutrirnos de información variada que nos haga mirar la realidad cara a cara.
Pero la cuestión es cómo luchar con lo que nosotros llamamos “crisis” aportando soluciones, al menos buscándolas. No debemos conformarnos con escuchar continuamente en las noticias como la economía se derrumba, necesitamos alternativas, proyectos. Todos los sectores de la sociedad, especialmente el gobierno, deberían estar dispuestos a aportar su máximo esfuerzo, cada uno dentro de sus posibilidades. Se deben ampliar los servicios de información a las empresas, especialmente a la pequeña y mediana empresa. Se encuentran indefensas, sólo se ven pagando impuestos y sin muchas respuestas ni de la administración ni de los bancos. Se sienten desorientadas. El miedo no conduce a ninguna parte. Es necesaria una atención caso a caso.
Es momento de que la sociedad ahorre en gastos superfluos y se concentre en la formación de trabajadores cualificados y en el apoyo y fomento de nuevas empresas con objetivos distintos. Debemos apostar por la cultura, el fomento del espíritu crítico y de la acción para solucionar problemas.
Debemos seguir tirando los dados, tengamos la suerte de caer encima de una inmensa y graciosa oca que nos cambie la suerte.
La red, como siempre, puede ayudarnos a encontrar las diferentes opiniones sobre la cuestión de la crisis para hacernos una idea de la realidad.
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4 comentarios:

José Ignacio García Martín dijo...

Qué razón tienes.
Yo llevo cuarenta años con el cinturón apretao y con hernia de Visa, y sólo oigo hablar de crisis económica cuando empiezan a perder pasta los banqueros y los constructores.
Pobrets...

inespoe@gmail.com dijo...

Hola:

Pues creo que esa palabra ya ni se menciona en Latioamérica, porque es parte de nuestro léxico común, la crisis es parte de nuestra esencia, la crisis también tiene mucho de improvisación. Creo, sin embargo, que gran parte de la crisis está de dentro de cada quién y sus posibilidades.

Un abrazo para ti.

letras de arena dijo...

Peatón, me parece que la crisis como bien dice Tarántula forma parte de la mayoría de nosotros, un saludo para los dos.

Anónimo dijo...

Creímos que el bienestar una vez conquistado era un derecho adquirido, como la vida, que parece que nunca nos va a ser arrebatada (o procuramos no pensar en ello). Puede que la crisis nos ayude a revisar algunos conceptos, a darnos cuenta de que no importa que sea generalizada, que afecte a muchos, que la que realmente nos atañe es la particular, la personal de cada uno, que puede producirse en cualquier momento con "bluf" inmobiliario o sin él. No nos moriremos de hambre, no nos alcanzá ninguna bala (perdida o voluntariamente dirigida) ni se desmoronará nuestra choza por una crecida del río, pero nos daremos cuenta de lo frágiles que son algunos de los conceptos sobre los que hemos construido nuestra cotidiana vida. A partir de ahí, cuando la crisis nos alcanza, el crecimiento es inevitable, afortudamente inevitable, aunque a veces, al principio, parezca que va doler, como duele una muela antes de ser arrancada para que las otras ganen espacio y puedan ocupar su sitio natural.
Besos, amiga.