Hoy les quiero hablar de una pequeña casualidad.
Tengo la costumbre de llevar varios libros empezados a la vez y en esta ocasión han coincidido Joan Margarit y Rilke. El libro de Margarit es “Misteriosament feliç” en la edición de Proa. La poesía de Margarit es una verdadera conversación con el lector. Está llena de sensibilidad y dureza a la vez. El poeta refleja muy bien ese regusto amargo del paso del tiempo y del enfrentamiento del ser humano con la muerte.
De Rilke estoy leyendo “Nueva antología poética” de Austral poesía. La poesía de Rilke es difícil, podría decir que filosófica. Aunque no es comparable, entre buenos escritores, tanto Rilke como Margarit tienen esa amargura ante la vida pero saben mantener una especie de lucidez, de realismo que no los lleva a ser sensibleros ni débiles.
Joan Margarit, en una de esas casualidades extrañas, habla en su poema “El vell i la mort” de un poema de Rilke sobre Leda que a mi me había llamado mucho la atención:
“Mires al teu voltant i veus el llibre
encara obert damunt la taula: Rilke?
No t’agrada el poema sobre Leda?
Avui ella sóc jo i tu ets el cigne.”
Qué efecto tan raro producen las palabras que parecen viajar en el tiempo y en el espacio. Los versos de un poeta interpretados y hechos suyos por otro y leídos casi a la vez como si existiera una conexión múltiple. Está claro que las palabras construyen una cadena en espiral que amplia significados infinitamente.
Tengo la costumbre de llevar varios libros empezados a la vez y en esta ocasión han coincidido Joan Margarit y Rilke. El libro de Margarit es “Misteriosament feliç” en la edición de Proa. La poesía de Margarit es una verdadera conversación con el lector. Está llena de sensibilidad y dureza a la vez. El poeta refleja muy bien ese regusto amargo del paso del tiempo y del enfrentamiento del ser humano con la muerte.
De Rilke estoy leyendo “Nueva antología poética” de Austral poesía. La poesía de Rilke es difícil, podría decir que filosófica. Aunque no es comparable, entre buenos escritores, tanto Rilke como Margarit tienen esa amargura ante la vida pero saben mantener una especie de lucidez, de realismo que no los lleva a ser sensibleros ni débiles.
Joan Margarit, en una de esas casualidades extrañas, habla en su poema “El vell i la mort” de un poema de Rilke sobre Leda que a mi me había llamado mucho la atención:
“Mires al teu voltant i veus el llibre
encara obert damunt la taula: Rilke?
No t’agrada el poema sobre Leda?
Avui ella sóc jo i tu ets el cigne.”
Qué efecto tan raro producen las palabras que parecen viajar en el tiempo y en el espacio. Los versos de un poeta interpretados y hechos suyos por otro y leídos casi a la vez como si existiera una conexión múltiple. Está claro que las palabras construyen una cadena en espiral que amplia significados infinitamente.
Éste es el poema de Rilke, tiltulado Leda:
Cuando acuciado el dios entró en el cisne
casi se espantó de hallarlo tan bello;
y se dejó sumir en él turbado.
Más ya su engaño le premiaba al acto
antes de comprobar el sentimiento
del no estrenado ser. Y Leda abierta
reconoció en el cisne la inminencia,
viendo al punto-la unión él suplicaba-
en lucha desigual desconcertada,
que nada puede cubrir. Cayó en ella
y, deslizando el cuello de sus manos
ya sin fuerza, se abandonó a la amada.
Sintió entonces gozoso su plumaje ,
y fue de veras cisne en su regazo."
5 comentarios:
hermoso recorrido por lo sublime. Tal vez las coincidencias no existan, los temas son los mismos, cambia la forma de decirlos. Hay una esencia que produce el arte.
Besos
Tarántula.Tienes toda la razón.Supongo que nos gusta creer en las casualidades, forman parte de esa mágia inventada que necesitamos los humanos inseguros.
Un abrazo.
No sé si conoces un breve ensayo de Paul Auster titulado "El cuaderno rojo", donde explica una serie de sucesos casuales o azarosos que, aunque son verídicos, parecen sacados de sus propias obras de ficción.
Dicho ensayo está incluido también en otro libro de Auster más extenso que se llama "Experimentos con la verdad".
El tema me interesa, como puedes comprobar.
Peatón,a mí también me interesa mucho este tema de las casualidades. Sí que he leído "El Cuaderno rojo". La verdad es que Auster es un verdadero fan de las casualidades. En todos los libros que he leído de él, encuentro esa inquietud de alguna manera.Me apunto "Los experimentos con la verdad".
Gracias y un saludo.
Interesantes reflexiones. Un solo de saxo para ti.
Abrazos y solfeos varios.
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